lunes, 31 de agosto de 2009

venas vacías …

Con producción de Susana Moreira y realización de Miguel Mirra, es el capítulo argentino de la serie documental "Las venas abiertas de América latina", una versión libre contemporánea de la obra de Eduardo Galeano publicada en 1970.Las venas vacías expone la realidad de la minería a cielo abierto por cianurización, la soja, la destrucción de los montes y degradación de los suelos, las papeleras y pasteras de Misiones y Jujuy, la depredación del Mar Argentino, pero también la resistencia popular al saqueo y la contaminación.Con entrevistas a Adolfo Pérez Esquivel, Jorge Rulli, Pablo Bergel y Ana Ester Ceceña, entre otros, Las venas vacías pone en evidencia la relación entre la agresión al medio ambiente, el saqueo de los recursos naturales y el modelo económico y social.

Dice Jorge Rulli: "se habla del ALCA como una amenaza, cuando el ALCA es esto, cuando el ALCA es la minería a cielo abierto, cuando el ALCA es BOTNIA".

Un texto de Las venas vacías parafrasea una frase del libro de Galeano:"No serán las multinacionales las que tendrán la gentileza de levantar, en lugar de nosotros, las viejas banderas caídas, ni han de ser los traidores contemporáneos quienes realicen, hoy, la redención de los héroes ayer traicionados. Es mucha la podredumbre para arrojar en el camino de la reconstrucción de América Latina. Los despojados, los humillados tienen, ellos sí, en sus manos la tarea. La causa ambiental y la causa nacional son, ante todo, una causa social: para que América Latina pueda nacer de nuevo, habrá que empezar por expulsar a sus usurpadores...


Conclusiones del IV encuentro de la UAC

Se realizó en La Rioja el IV encuentro de la Unión de Asambleas Ciudadanas donde se programaron diversas acciones. Durante IV Encuentro de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) realizado en Chilecito, La Rioja, se realizó un abrazo al Congreso de la Nación, el 24 de Julio, cuando se trató la derogación de las leyes mineras en la comisión Minería de la Cámara de Diputados. Para esa ocasión, se tuvo la presencia de ONGS vecinales y ambientalistas de todo el país en reclamo contra el daño y el saqueo minero. En tanto, se confirmó para el 10 de agosto la realización de una acción conjunta y simultánea bajo la consigna "contra el saqueo y la contaminación" en la que cada una de las asambleas y organizaciones de la UAC definirá la modalidad más conveniente. Se repartirá un mismo folleto que sintetice los puntos principales considerados por la UAC junto con un resumen de la problemática social y ambiental de cada región. En Chilecito, se resolvió, además, un nuevo encuentro de la UAC del 11 al 13 de octubre en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Del encuentro riojano participaron integrantes de asambleas vecinales de Chilecito, Famatina, Córdoba, Termas de Río Hondo, Concordia, San Juan, Gualeguaychú, Ongamira, Andalgalá, Valles Calchaquíes salteños, Sierra de la Ventana, Esquel, Buenos Aires, Mendoza y Santa Fe. También hubo representantes de entidades de Paraguay, Chile, Uruguay, Canadá y EE.UU. Tucumán estuvo representado por la ONG ambientalista Pro-Eco. Durante el plenario, se realizó una caravana por los pueblos de Alto y Bajo Carrizal, Barrio Galli y Famatina hasta Peñas Negras, paraje ubicado a 1800 metros sobre el nivel del mar. En el lugar se desarrollo un acto simbólico donde se reivindicaron los derechos de los pueblos locales avasallados por las multinacionales y los gobernantes locales. Allí se mantiene desde hace cuatro meses un corte impidiendo a la multinacional Barrick Gold el ingreso a la mina. Durante el encuentro a su vez, se recreó un juicio a través del cual se condenó a la minera Barrick Gold bajo los cargos de genocidio y saqueo. Como condena se dispuso su expulsión de todos los emprendimientos mineros que lleva adelante en el país. Esta firma minera ya había anunciado su retiro de Famatina ante el levantamiento popular en su contra. Se resolvió crear una página web de la UAC; las comisiones de Asuntos Jurídicos y otra de Protección de Recursos Hídricos; la elaboración de un calendario con temáticas ambientales para distribuir en las escuelas y la confección de un mapa con la problemática socio ambiental.
Fuente de donde obtuve partes que me interesaron: noalamina.org

jueves, 20 de agosto de 2009





Ante el dolor de los demás
Susan Sontag



La primera tentativa de gran alcance de documentar un conflicto la emprendió durante la guerra de Secesión de Estados Unidos, una casa fotográfica que dirigía Mathew Brady, el cual había hecho varios retratos oficiales del presidente Lincoln. Las fotografías bélicas de Brady -que en su mayoría hicieron Alexander Gardner y Timothy O'Sullivan, si bien su empleador se llevaba siempre el crédito- mostraban temas convencionales, como campamentos en los que residen soldados de infantería y oficiales, poblaciones en la ruta del conflicto, artillería, buques, así como las muy célebres de soldados unionistas y confederados muertos que yacen sobre el terreno bombardeado de Gettysburg y Antietam. La justificación primera de estas fotos de soldados muertos, inteligibles hasta la brutalidad y que manifiestamente violaban un tabú, fue el deber elemental de dejar constancia. ''La cámara es el ojo de la historia", es la supuesta declaración de Brady. Y la historia, evocada como verdad inapelable, se alió con el creciente prestigio de una idea según la cual determinados temas precisan de atención adicional, denominada realismo, y que pronto tuvo mayores defensores entre los novelistas que entre los fotógrafos.
En nombre del realismo, estaba permitido -se exigía- mostrar hechos crudos y desagradables. Semejantes fotos también transmiten ''una moraleja útil" al mostrar ''el horror nítido y la realidad de la guerra, en contraste con su boato", escribió Gardner en el texto que acompaña la foto de O'Sullivan de los soldados confederados caídos, con sus rostros agónicos dirigidos al espectador, en el álbum de sus imágenes y de otros fotógrafos de Brady que publicó después de la guerra. No debería sorprender que muchas imágenes canónicas de las primeras fotografías bélicas hayan resultado trucadas o que sus objetos hayan sido amañados. Después de llegar al muy bombardeado valle en las proximidades de Sebastopol en un cuarto oscuro tirado por caballos, Fenton hizo dos exposiciones desde idéntica posición del trípode: en la primera versión de la célebre fotografía que tituló El valle de la sombra de la muerte, las balas de cañón se acumulan en el suelo a la izquierda del camino, pero antes de hacer la segunda foto -la que siempre se reproduce- vigiló que las balas de cañón se dispersaran sobre el camino mismo. Una de las fotos de un sitio desolado donde en efecto había habido muchos muertos, la imagen que hizo Beato del devastado palacio Sikandarbagh, supuso un arreglo mucho más minucioso de su asunto, y fue una de las primeras representaciones fotográficas de lo horrendo en la guerra. El ataque se había efectuado en noviembre de 1857, y al terminar las tropas británicas victoriosas y las unidades indias leales registraron el palacio salón por salón, pasando a bayoneta a los 800 defensores cipayos sobrevivientes, los cuales ya eran sus prisioneros, y arrojando sus cadáveres al patio; los buitres y los perros hicieron el resto. Para la fotografía que tomó en marzo o abril de 1858, Beato construyó las ruinas como un campo de insepultos, situando a algunos nativos junto a dos columnas al fondo y distribuyendo huesos humanos por el patio.
Descubrir que las fotografías que al parecer son registro de clímax íntimos, sobre todo del amor y de la muerte, están construidas nos consterna especialmente. Lo significativo de Muerte de un soldado republicano es que es un momento real, captado de modo fortuito; pierde todo valor si el soldado que se desploma resulta que estaba actuando ante la cámara de Capa. Robert Doisneau nunca declaró explícitamente que la fotografía para Life de una joven pareja que se besa en una acera cerca del Hôtel de Ville parisino en 1950 tuviera la categoría de instantánea. Sin embargo, la revelación, más de 40 años después, de que la foto había sido una escenificación con una mujer y un hombre contratados por ese día a fin de que se besuquearan ante Doisneau provocó muchos espasmos de disgusto entre quienes la tenían por una visión preciosa del amor romántico y del París romántico. Queremos que el fotógrafo sea un espía en la casa del amor y de la muerte y que los retratados no sean conscientes de la cámara, se encuentren con ''la guardia baja". Ninguna definición compleja de lo que es o podrá ser la fotografía atenuará jamás el placer deparado por una foto de un hecho inesperado que capta a mitad de la acción un fotógrafo alerta.
Si damos por auténticas sólo las fotografías resultantes de que el fotógrafo se encuentre en las proximidades, con el obturador abierto, justo en el momento preciso, se podrán considerar pocas imágenes de la victoria. Sólo a partir de la guerra de Vietnam hay una certidumbre casi absoluta de que ninguna de las fotografías más conocidas son un truco. Y ello es consustancial a la autoridad moral de esas imágenes. La fotografía de 1972 que rubrica el horror de la guerra de Vietnam, hecha por Huynh Cong Ut, de unos niños que corren aullando de dolor camino abajo de una aldea recién bañada con napalm estadunidense, pertenece al ámbito de las fotografías en las que no es posible posar. Lo mismo es cierto de las más conocidas sobre la mayoría de las guerras desde entonces. Que a partir de la de Vietnam haya habido tan pocas fotografías bélicas trucadas implica que los fotógrafos se han atenido a normas más estrictas de probidad periodística. Ello se explica en parte quizá porque la televisión se convirtió en el medio que definía la difusión de las imágenes bélicas en Vietnam y porque el intrépido fotógrafo solitario con su Leica o Nikon en mano, operando sin estar a la vista buena parte del tiempo, debía entonces tolerar la proximidad y competir con los equipos televisivos: dar testimonio de la guerra ya casi nunca es un empeño solitario. En sus aspectos técnicos las posibilidades de arreglar o manipular electrónicamente las imágenes son mayores que nunca, casi ilimitadas. Pero la práctica de inventar dramáticas fotos noticiosas, de montarlas ante la cámara, parece estar en vías de volverse un arte perdido.



(Síntesis de un párrafo del libro “Ante el dolor de los demás”, año 2004; de Susan Sontag. La fuente fue obtenida de la página La Jornada, México.)

martes, 18 de agosto de 2009


charles baudelaire


Nace en París el 9 de abril de 1821. Su padre, Joseph François, era un sacerdote que había colgado los hábitos. Hombre de amplia cultura, fue luego preceptor, profesor de dibujo, pintor y jefe del Despacho de la Cámara de los Pares. Fue quien le enseñó las primeras letras. Cuando nació Baudelaire tenía más de sesenta años y otro hijo de su primer matrimonio llamado Claude Alphonse.
Su madre, Caroline Archimbaut-Dufays, no había cumplido los treinta años al nacer el poeta. Hija de emigrados franceses a Londres durante la revolución del 93, enseñó inglés a su hijo.
Es criado por Mariette, sirvienta de la familia, a la que evoca en el poema "A la sirvienta de gran corazón que te daba celos" de su conocido poemario Las flores del mal.
El poeta tiene 6 años cuando su padre muere en 1827 dejando una discreta herencia. Su viuda se cambia de domicilio y a los veinte meses de enviudar, contrae matrimonio con el comandante Jacques Aupick, vecino suyo, de cuarenta años, un oficial que llegará a ser general comandante de la plaza fuerte de París.
Este nuevo matrimonio de su madre producirá un profundo impacto emocional en Baudelaire, que lo vivió como un abandono, manifestando siempre aversión por este padrastro con el que nunca llegará a tener buenas relaciones.
En 1830 con las jornadas revolucionarias Aupick es ascendido a teniente coronel por su participación en la campaña de Argelia, y dos años después nombrado jefe de Estado Mayor y se traslada con su familia a Lyon, donde vivirá cuatro años.
Se forma un consejo de familia para decidir sobre el futuro del niño, que inicia sus estudios en el Colegio Real de Lyon, de cuyo ambiente no guardará buen recuerdo: se aburre y escapa soñando de su en cierro, dando rienda suelta a su imaginación.
En 1836 Aupick asciende a general de Estado Mayor, volviendo con su familia a París, donde el niño es internado en el Colegio Louis-le-Grand. Su madre se va volviendo cada vez más rígida y puritana, haciéndose a la personalidad de Aupick.
Durante dos años y medio permanece en el Colegio Louis-le-Grand. Allí lee a Sainte-Bauve, a Chenier y a Musset, a quien criticará mucho más tarde. Es expulsado del colegio por una falta cuyo carácter se desconoce. En agosto obtiene el título de Bachiller superior.
En 1840, con 19 años, se matricula en la Facultad de Derecho, comienza a frecuentar a la juventud literaria del Barrio Latino y entabla sus primeras amistades literarias con Gustave Le Vavasseur y Ernest Prarond. También conoce a Gérard de Nerval, de Sainte-Beuve, de Théodore de Banville y a Balzac y empieza a publicar en los periódicos en colaboración y anónimamente. Intima con Louis Menard, dedicado a la vivisección de animales y a la taxidermia. Comienza también a llevar una vida disipada, caracterizada por sus continuos choques con el ambiente familiar y por su inclinación hacía las drogas y el ambiente bohemio. Empieza a frecuentar los prostíbulos. Mantiene una extraña relación con una prostituta judía del Barrio Latino llamada Sarah, a la que denomina Louchette por su bizquera, y que probablemente contagió su sífilis al poeta. Aparece en el poema "Una noche que estaba junto a una horrible judía" de Las flores del mal.
Sus calaveradas horrorizan a su familia burguesa, especialmente al probo militar que es Aupick. A pesar de que su padrastro le apoya, rechaza entrar en la carrera diplomática. No quiere ser sino escritor. La conducta desordenada del joven mueve a sus padres a distanciarle de los ambientes bohemios de París. Le envían a Burdeos para que embarque en el paquebote Mares del Sur, al mando del comandante Sauer, en una travesía que había de llevarle a Calcuta y durar dieciocho meses. Viaja con comerciantes y oficiales. El joven Baudelaire adopta actitudes provocativas e impertinentes; se siente aislado y sólo habla para expresar su deseo de regresar a París. El barco ha de afrontar una violentísima tempestad. Estancia en la isla Mauricio, al este de Madagascar, donde conoce a una señora casada para quien escribe "A una dama criolla". Asustado el comandante del barco por el efecto psicológico negativo que el viaje produce en el poeta, consiente en hacerle regresar a Francia desde la isla Reunión en otro barco, L´Alcide. Escribe "El albatros". El viaje dura desde finales de marzo de 1841 hasta febrero de 1842.
Para alejarlo de este ambiente y librarse de este joven conflictivo, su familia lo envían a Calcuta, pero Baudelaire, nostálgico y enfermo se detiene en la Isla Mauricio y regresa a Francia. Un consejo de familia, bajo la presión del general Aupick, lo envía a las Indias, en 1841, a bordo de un navío mercante. Pero Charles Baudelaire no quiere probar la aventura en el confín del mundo. No desea más que la gloria literaria. Durante una escala en la Isla de la Reunión, no acude a presencia del capitán
En 1842, nuevamente en París, entabla amistad con Thèophile Gautier y Thèodor de Banville. Alcanza la mayoría de edad, percibe la herencia paterna de 75.000 francos y se independiza. Abandona el piso familiar, instalándose en un pequeño apartamento.
Reanuda su vida bohemia y ejerce de dandy. Vuelve al ambiente de los bajos mundos. Las mujeres que llenan este periodo de su vida son pequeñas aventureras y prostitutas, como Jeanne Duval, una actriz mulata que representa un papel muy secundario en un vodevil del Teatro Partenon a quien conoce en 1843. A pesar de la vulgaridad, de frecuentes desavenencias y de las infidelidades de la mulata, Baudelaire vuelve siempre a ella y durante toda su vida estaría ligado a este insignificante mujer. Desempeñará un papel fundamental en la vida del poeta. sus mejores poemas son paradójicamente el fruto de estos oscuros amores, que aparece en los poemas "Perfume exótico", "La cabellera", "Te adoro igual que a la bóveda nocturna", "Meterías al universo entero en tu callejuela", "Sed non satiata", "Con sus ropas ondulantes y nacaradas", "La serpiente que danza", "El vampiro", "Remordimiento póstumo", "El gato", "Duellum", "El balcón", "Un fantasma", "Te doy estos versos para que si mi nombre" y "Canción de primeras horas de la tarde". Probablemente inspira también al poeta los poemas "El bello navío", "La invitación al viaje" y "La Beatriz".
Económicamente va de fracaso en fracaso, dilapidando la fortuna heredada de su padre. Baudelaire es brillante, de conversación sorprendente, pero su gran imaginación lo convierte en mitómano; su viaje a la India, sus amores inauditos, su vicio y perversidad, su homosexualismo, sus proyectos editoriales, formn parte de su vida.
Dilapida la herencia y contrae numerosas deudas, por lo que su madre y el general Aupick obtienen en 1844 de los tribunales que sea inhabilitado y sometido a un consejo judicial. Su dinero pasa a ser administrado por su padrastro. Se le entrega una cantidad trimestral de seiscientos francos.
Baudelaire escribió sus primeros poemas a la vuelta de su viaje del Caribe aunque en un principio se dedicó sobre todo a la critica artística. Fruto de esto fue la publicación en 1846 de algunos de sus ensayos, llenos de sensibilidad y de penetración, bajo el titulo de "Los Salones". En ella loa a su amigo Delacroix, entonces aún muy discutido, critica a los pintores oficiales, y analiza las obras de otros artistas contemporáneos suyos como una serie sobre caricaturistas franceses, en los que defiende con pasión a Honoré Daumier. También se interesa por le pintor impresionista Edouard Manet y por la música de Wagner, de quien fue el primer introductor en Francia. Le escribió una carta expresándole su admiración, tras haber asistido a tres conciertos...


Me parece una historia muy compleja e interesante, por eso la inclui en mi trabao de "5 sentidos", orientada hacia el interior del alma, lo que determinan las vivencias en la vida del ser humano... muy interesante y profundo.
carla.-

martes, 11 de agosto de 2009







Ernesto Bertani








La pintura realista tiene un carácter testimonial” La pintura de Bertani atrae la mirada. El ojo recorre las curvas y los nudos, se pierde en los límites sinuosos de los cuerpos sin encontrar la salida de esos cuadros laberínticos, pero a la vez tan familiares. Hombres y mujeres se suceden en estos retratos que intentan ilustrar a la clase media argentina, fundamentalmente a la porteña, desde sus cuerpos y su ropa. Su obra oscila entre lo político y lo cotidiano, lo social y las escenas más íntimas. “La pintura para mí es una forma de expresión y reflexión sobre muchas cosas. El lenguaje que utilizo es siempre más o menos el mismo y me voy guiando por lo que pasa alrededor”, explica Bertani. Los personajes de sus cuadros son hombres y mujeres de ciudad que se repiten a lo largo de diferentes series de determinadas características. El hombre siempre viste traje, casi como una armadura, no se le ve la piel y, curiosamente, rara vez los habitantes de las telas de Bertani muestran su cara. Las mujeres se acercan más a lo erótico, con sugerentes escotes y vestimentas pegadas a sus cuerpos de caderas redondeadas. “Lo que busco es trazar un estereotipo”, afirma el autor. A partir de la vestimenta Bertani apela al imaginario social. La tela toma la forma del cuerpo para mostrar una clase media, en pa labras del artista, “alienada, llena del estrés de las oficinas”. De ahí también la familiaridad de sus imágenes, los objetos son reconocibles y las acciones de los cuerpos recuerdan actos cotidianos.

El arte de Bertani también transita y expone la historia. A principios de los 80’, durante el último período de dictadura militar en la Argentina, la violencia se filtraba a través de sus dibujos en los rostros deformados por cicatrices, atados con sogas o cadenas. En los ‘90, en cambio, los colores en su obra empezaron a alterarse. “Antes los tonos de las corbatas eran más sobrios, después de la década menemista cambiaron, aparecen las corbatas en lila, fucsia, amarillo, y empiezo a pintarlas de esos colores, como un elemento que llama la atención y que muestra esta nueva necesidad de hacerse ver”, describe el pintor. Por eso la pintura de Bertani denuncia y subraya las características de una época. Y él lo sabe, “soy un pintor realista porque creo que el arte tiene un carácter testimonial muy importante. Además, a diferencia de la fotografía, la pintura me da la posibilidad de exacerbar determinadas escenas”. Ausencias, amores, pasiones, rutinas, lugares cotidianos enfundados en un traje. Un recorrido por las historias que atraviesan a la clase media urbana a través de la mirada irónica del autor es la propuesta de esta retrospectiva.
Ma. Soledad Vampa










(bajado de internet, página sobre pintores argentinos)